A lo largo de los siglos las migraciones de trabajadores no cualificados ha sido un fenómeno que se ha dado globalmente pero ¿Cómo ha influido en la distribución de los salarios? ¿Y con la distribución de la riqueza entre países? ¿Tiene algo que ver el reparto de las condiciones económicas entre países? Analizando las desde 1820 podremos obtener respuestas.
Antes de todo, debemos entender que la migración de trabajadores no cualificados tiene un doble efecto; por un lado la llegada de estos trabajadores a los países ricos aumenta la oferta de de mano de obra , reduciendo los costes laborales, lo que supondría una disminución de sueldo de la mayoría de los trabajadores de condiciones similares, favoreciendo a las empresas y afectando negativamente a las familias. Por otra parte, para los países de origen, la migración de sus habitantes puede suponer una fuga de capital humano, perjudicando a su crecimiento económico y aumentando las desigualdades internacionales.
Cuando nos remontamos al siglo XIX observamos las grandes oleadas migratorias que se dieron de trabajadores no cualificados hacia América (tanto a Estados Unidos como hacia América Latina) desde distintos países europeos. Las familias enteras trataban de escapar de la pobreza, las faltas de empleo y las guerras durante estos años. Seguidamente, tras terminar la Segunda Guerra Mundial, comenzó otra gran oleada de migraciones hacia América del Norte, por el auge de la economía que atrajo a millones de trabajadores no cualificados y, esta vez, también hacia Europa, por la reconstrucción de la economía. Estos dos continentes comenzaron a absorber millones de inmigrantes.
En las últimas décadas estos flujos migratorios se han diversificado, con migrantes provenientes de África, Asia y América Latina buscando nuevas oportunidades económicas y sociales, por los conflictos, especialmente en Europa y Estados Unidos. Actualmente la migración de trabajadores no cualificados continúa siendo un gran fenómeno global que sigue afectando a millones de familias y países enteros. Los países ricos, aunque siguen beneficiándose de una mano de obra barata, a menudo enfrentan tensiones sociales o políticas relacionadas con la inmigracion. Los países pobres, por su parte, enfrentan la pérdida del capital humano además de la generación de brechas de desigualdad mayores.
Este fenómeno, actualmente, no genera grandes beneficios en su totalidad ya que genera más desafíos que beneficios para los países receptores y emisores. La necesidad de repensar y replantear políticas migratorias que favorezcan la integración de los migrantes es una realidad. Además, cabe plantearse otras cuestiones como: ¿Qué ocurre en aquellos países emisores de migrantes? ¿Cabría, tras siglos de migraciones, en el actual siglo XXI, con los avances que conocemos, el planteamiento de posibles soluciones de las situaciones que enfrentan estas familias para que no tengan motivaciones suficientes para tener que dejar sus hogares?
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